Una nueva muesca en el corazón. Esa es la huella que deja a su paso la lectura del último trabajo de Paul Pen, La metamorfosis infinita, un libro que ahora sabemos que nunca podremos olvidar.

La historia de El aviso. Los personajes de La casa entre los cactus. El claustrofóbico y a la vez onírico mundo de El brillo de las luciérnagas. La atmósfera de Un matrimonio perfecto. Y ahora, en La metamorfosis infinita,  todo a la vez: la historia, los personajes, la claustrofobia que llega a dejarte sin aire, la atmósfera, pero por encima de todo Alegría, la protagonista que sobrevuela cada una de las páginas de esta magnífica historia en la que el lector puede sentir batir sus verdes alas de mariposa.

De nuevo Pen nos sumerge en un lugar común en el que se da cita la inocencia y la mentira, en un juego de espejos en los que nada es lo que parece y en el que los más fieles lectores de Pen tratamos de encontrar esas pistas que siempre deja a su paso, agradecidos porque sabe hacerlo tan bien que nunca nos sentimos engañados. Si es infinita su metamorfosis no es solo por la historia que nos ha regalado sino por la transferencia que se da entre la protagonista y el lector, entre esa madre digna y valiente y el lector, entre el escritor y el lector.

Resulta complicado tratar de explicar lo que a una persona de bien se le mueve al conocer la historia de Alegría. Y es que el lector siente que ha perdido su propia inocencia cada vez que se asoma por primera vez a cada uno de los libros de Paul Pen. Pero nunca, como cuando se enfrenta a esta nueva novela, La metamorfosis infinita.

Una primavera de mariposas verdesEl autor no podría haber escogido mejor narrador, la madre de la joven, ni mejor estilo, el indirecto, para conseguir que no podamos detener la lectura, quizás por solidaridad con esa mujer a la que no queremos dejar sola, como si seguir leyendo y “escucharla” fuera una forma de acompañarla y ofrecerle nuestro consuelo. Yo lo conseguí a lo largo de las dos noches en vela en las que me sumergí en su relato, y aunque en esta ocasión el autor no ha limitado el escenario, sino que es el extenso y aterrador mundo el lugar en el que transcurren los hechos, he de confesar que por momentos me faltó el aire.

Alegría es, sin duda, el mejor personaje de Paul Pen. Y eso es decir mucho. Y La metamorfosis infinita es, al menos para mí, su mejor libro. Y eso es decir muchísimo.

Solo una pena me queda: la de no poder volver a leer La metamorfosis infinita por primera vez, y sentir el placer de ir descubriendo la historia de Alegría.

Quién pudiera hacerlo.

Aprovechadlo vosotros, que estáis a tiempo, leed este libro con curiosidad, con fortaleza, con empatía y con amor. Porque de eso trata la metamorfosis: de convertir el amor en más amor, la vida en más vida. Y todo esto, a pesar de la muerte.

Quién tuviera la capacidad de escribir como Paul Pen.

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